El Puente de Cancún. De Norma Muñoz Ledo.

Norma Muñoz Ledo es una escritora Mexicana Nacida en 1967. Supernaturalia es uno de sus escritos, dividido en dos volúmenes, donde recopila cuentos basados en historias populares y folclóricas del país para el publico juvenil. Algunas son muy interesantes, porque determinados elementos de las mismas, existen en la realidad. Aquí les dejo uno de sus cuentos, referente a cierta construcción real-famosa por esta leyenda-que se ve en la carretera hacia Cancun Quintana Roo, lugar donde se originan los mitos, leyendas e historias sobre los Aluxes, seres elementales creados mediante magia maya y que custodian algunas zonas como sus espíritus guardianes.




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Bajo un sencillo puente, que va hacia el aeropuerto de Cancún, existe una leyenda sobre aluxes. Delio Moo uno de los constructores del puente, relata:

Nosotros lo construíamos y el puente se venia abajo; así paso tres veces. Los constructores le hablaban al ingeniero encargado de la obra muy enojados, porque la carretera al aeropuerto se hacia un solo carril y se hacia mucho trafico. Ahí tenia que ir el unge, repelaba y decía que eramos unos malhechos. Pero por mas que lo revisaba, el tampoco entendía porque se caía de un  lado, era un puente bien sencillo y el terreno es plano, ni modo que lo hiciéramos bien de un lado y del otro no. Cuando lo arreglábamos por tercera vez, el inge estuvo con nosotros todo el tiempo y se fijo que quedara todo bien. Hasta a poner los tabiques le entro. Yo me di cuenta que mientras trabajábamos, un viejito nos miraba muy atento desde el otro lado de la carretera.

"Cuando terminamos se acerco con el ingeniero. Le dijo que se llamaba Inocencio Balam May, que era h´men (brujo o chaman maya) y que vivía en la comunidad Uxul, que esta por ahí cercas. Según el, estábamos construyendo el puente en territorio de aluxes sin pedirles permiso, por eso nos lo andaban tirando y nos advirtió que si no teníamos su venia, el puente se iba a seguir cayendo. 



El inge, como es de la capital, no le creyó nada y le ordeno que se fuera. "Usted sabe lo que hace 
-dijo Inocencio mientras se iba caminando-, al fin que yo no pago ni el cemento, ni las piedras, ni el trabajo de los muchachos ni nada."

"La verdad, es que ya estábamos hartos de componer el puente y estoy seguro de que los jefes del ingeniero tampoco estaban contentos. Lo bueno es que mi compadre Abelardo Kú nunca se queda callado y ese día enfrento el ingeniero. 

"El h´men tiene razón - dijo- por aquí hay muchos aluxes y si somos groseros con ellos van a tirar el puente todas las veces que quieran".

El ingeniero se rasco mucho la nuca y luego nos dijo que alcanzáramos a Inocencio Balam  y lo trajéramos para pedirle consejo. El h´men nos dijo que debíamos hacer una ceremonia para llamar a los aluxes, entregarles una ofrenda y pedirles permiso para construir en sus terrenos. Al día siguiente, a las seis de la tarde, la hicimos. Llevamos pozol, balché, tortillas , la esposa del ingeniero preparo pastel de elote. Inocencio quemo copal, bebió mucho balché y estuvo hablando un buen rato en maya con alguien que no veíamos. Después nos dijo que los aluxes querían una casa para vivir y que nosotros se la hiciéramos.

El inge se enojo porque sus jefes nunca iban a pagar una casa para unos duendes. Yo mire a mi compadre Kú y entre los dos le dijimos que si el ponía el material, nosotros le ayudábamos a construirla sin cobrar. Trabajamos varios fines de semana. Al ingeniero se le ocurrió hacerla así como pirámide. Se ve ki´ichpam como se dice "bonita" en maya. Y yo creo que a los aluxes también les gusto porque el puente ya no volvió a caerse."



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